- Desapareció Belcebú, dejando a Alma tirada sobre el suelo
recapacitando lo que había vivido… ¿cómo se iba a despedir de Tim? De repente una cuerda cayó de lo alto y Alma trepó por ella, arriba un señor que parecía el cuidador de los jardines le decía “Haz
lo que te ha dicho tu amo y señor”. Así que rauda y veloz, Alma salió corriendo, se esforzó por no mirar atrás sabiendo que dejaba una vida de niñez inocente. Ahora empezaba el reinado de la
maldad.
- Vaya Hester, te había subestimado, tu historia me gusta mucho…
sigue.
- Son casi las doce, creo que es hora de ir a la cama.
- Pero queremos saber qué pasó con Alma, venga, venga. -Corean ambos
niños.
- Pues que fue una adolescente muy malvada, siempre siguiendo las
órdenes de Belcebú y a los 20 años como le dijo él mismo, se marchó de casa, se cambió la identidad para que sus familiares no la encontrasen y sigue por el mundo escuchando cada noche la voz de su
amo y amor, la muerte misma, una condenada en vida.
- Sumamente impactante Hester… ¿no sabrás dónde vive ahora Alma?
- Eso nadie lo sabe… venga a la cama, pilluelos.
Esa noche Justine tardo unos minutos más de lo normal en dormirse
por la historia que les habían contado, pero era pequeña así que cuando despistó un poco su cerebro, cayó en un dulce sueño. Pero Peter no, el bravucón de Peter creía que podía oír una historia
terrorífica y dormir a pierna suelta, entonces cuando llevaba dos horas dándole vueltas a como seria la vida de Alma, se posó una sombra a sus pies, con temor sacó la cabeza de debajo de la
sábana y vio que Hester estaba allí de pie. La institutriz se agachó a la altura de su oído y solo dijo:
- (en un susurro sin quebranto) En nuestro ejército necesitamos gente como tú. Yo soy Alma. - Y
así como había entrado se fue.
A la mañana siguiente Joseph leía el periódico mientras Justine
tomaba sus cereales, pero Peter aun no había bajado a desayunar, así que esperaron con la mesa servida unos minutos más. El niño bajó con cara de haber pasado muy mala noche y comió en silencio, algo
inusual en él. Entonces su padre pidió a Hester que averiguara que le pasaba a su hijo, ella se acercó y le dijo:
- Y ahora, ¿qué te da miedo?
- Tú.
-
Justine Highmore Hester Burton
Peter Highmore
Joseph HIghmore Tim Carter
Alma Petersen