He permanecido inmóvil durante un tiempo indefinido
mirando como tu tronco se secaba,
como las flores a las que me agarré
se convertían en el más puro espejismo
de un amor tan grande como el mundo.
Soñando con un cambio ligero de color en la madera,
un tímido tinte que me recordara al verde.
Esperando a que los pájaros dejaran de pasar por encima de ti
sin ansias en sus alas por parar...
y que avivara el deseo en ellos
de construir nidos en tus ramas.
Y mis ojos se han encogido de tanto mirarte
y mi cuerdas vocales se han roto de tanto pronunciar tu nombre...
y te has convertido en una enfermedad que no espera cura
y que en medio de la edad adulta sabe que va a cronificarse...
Pero esta mañana he tomado una decisión drástica,
algo que va a cambiar tu estado para siempre:
voy a buscar a alguien que sea capaz de talarte,
que te convierta en virutas de serrín
para que pueda mezclarte con la tierra:
y que renazcas convertido en algo tan inmenso y auténtico
que pueda mirar descarada y sin sentirme diminuta.