A la fiesta de los sombreros
todos quisieron ir.
La mujer presumida
con tocado caro y pueril.
El hombre arrogante
con sombrero de paño.
Las hermanas cotillas
con esperpento a juego y mandil.
El más joven de la fiesta
con boina de las de Madrid.
La madre de todas las señoras
con mantilla y peineta gris.
Y a mi amado, sin sombrero de trapo,
sólo se le ocurrió ir
con sombrero de papel,
hecho de diario y pliegue.
Ocupó todas las miradas,
mi amante de inocencia gris.